A partir del 7 de julio de 2024, en Colombia entró en vigor la Ley 2232, que prohíbe la venta de 21 tipos de productos plásticos en el mercado nacional, incluyendo bolsas, mezcladores, y pitillos, entre otros. Según esta nueva regulación, los productos actualmente prohibidos deben ser reemplazados por alternativas sostenibles que fomenten la biodegradabilidad y compostabilidad en condiciones naturales, como requisito para permanecer en el mercado.

En respuesta a esta ley, algunas multinacionales como Culligan, una empresa estadounidense que ofrece servicios de agua filtrada y purificada en Colombia, comentaron al respecto a través de su director, Rodrigo Serres: “En Culligan, hemos estado comprometidos con diversas iniciativas ambientales, desde campañas de recolección de plásticos en las playas del Caribe hasta la restauración de humedales en áreas urbanas de Bogotá”.

Aunque esta empresa no se ve directamente afectada por la ley, ya que sus productos y servicios de purificación no están entre los elementos prohibidos, valora el impacto positivo que esta legislación promueve en términos de prácticas sostenibles. Esto incentiva a la empresa a adoptar soluciones ambientales que están alineadas con su misión, contribuyendo indirectamente a la reducción del uso de otros tipos de plásticos, como las botellas de un solo uso.

Culligan se destaca por su firme compromiso con la sostenibilidad, la reducción significativa de su huella de carbono y la disminución del uso de plásticos de un solo uso. Gracias a sus iniciativas, la empresa ha evitado el uso de más de 40 billones de botellas de plástico de un solo uso al año, lo que ha tenido un impacto considerable en la reducción de desechos plásticos y en la preservación de los ecosistemas, además de lograr ahorrar aproximadamente 5 billones de kilogramos en emisiones de CO2, contribuyendo de manera significativa a mitigar el cambio climático y fomentar un entorno más saludable.

La presente resolución subraya el creciente compromiso de los recicladores de envases y empaques, así como de los fabricantes e importadores de productos plásticos de un solo uso, en fortalecer la cadena productiva del reciclaje que se enfatiza especialmente el papel crucial de estos actores clave para impulsar

prácticas sostenibles y responsables, promoviendo así un ciclo más eficiente y ambientalmente consciente en la gestión de residuos.