Bancolombia presenta su guía 2025 una nueva visión macroeconómica

Bancolombia presenta su guía 2025 una nueva visión macroeconómica

La Guía Bancolombia 2025, publicación anual del equipo de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado del Grupo Bancolombia, entrega una

La Guía Bancolombia 2025, publicación anual del equipo de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado del Grupo Bancolombia, entrega una nueva mirada macroeconómica y perspectivas sectoriales para este y el próximo año. A continuación, resaltamos los elementos más importantes de los pronósticos macroeconómicos:

 

Crecimiento económico

Prevemos para 2024 un crecimiento del PIB de 1,8%, revisado al alza desde el 1,3% anterior. Esto será resultado de un primer semestre con comportamiento mejor a lo antes previsto, en que la economía creció a un ritmo anual promedio del 1,5% y un segundo semestre en que existiría un ligero margen de fortalecimiento como resultado de una dinámica mixta de los segmentos público y privado. Mientras el gasto público avanzaría a un ritmo menos relevante en la segunda mitad del año, consideramos que la continuación en el proceso de recorte de la tasa de interés de política monetaria local y la mejora de las condiciones financieras internacionales favorecerá al segmento privado en lo que queda del año.

 

Desde la composición sectorial, la continuidad de la recuperación económica dependerá notablemente del fortalecimiento de actividades tradicionales como el sector manufacturero, el macrosector de consumo, transporte, alojamiento y servicios de comidas y las actividades de construcción. La mejora del contexto macrofinanciero será positiva para ellos, en la medida en que permitirá una mejora de la demanda por bienes durables. Entre tanto, en el muy corto plazo la economía ha seguido avanzando gracias a la resiliencia del sector de servicios, en donde consideramos que prevalecerá una ligera tendencia de debilitamiento del rubro de entretenimiento y otros servicios. Entre tanto, desde los rubros de la demanda, el gasto público seguiría siendo líder de la recuperación, solo a ritmos un poco más modestos, mientras parte del fortalecimiento del apetito de consumo de los hogares se orientará a una apertura del déficit comercial por vía de un incremento mayor en las importaciones que en las exportaciones.

 

Esperamos que esta dinámica de recuperación se prolongue en 2025, cuando el PIB exhibiría un crecimiento de 2,6% anual. Este registro, si bien mucho más cercano, seguiría siendo moderadamente inferior a la capacidad potencial del país, debido a que la postura de política monetaria solo se tornaría neutral hasta la última parte del año, de modo que, aunque progresivamente con menor fuerza, seguirá representando una limitación para la toma de decisiones de consumo e inversión de hogares y empresas durante los primeros trimestres. Además, dadas las recientes noticias en el frente fiscal y los riesgos prevalentes en la perspectiva de generación de ingresos tributarios, es razonable pensar que el Gobierno estará más limitado en su capacidad de aportar al crecimiento de la economía, tal que el fortalecimiento dependerá mucho más del sector privado.

 

Inflación y tasas de interés

 

La buena dinámica reciente de la inflación, en contraste a las presiones alcistas que surgen por cuenta de las decisiones sobre el precio de venta minorista del diésel, el ajuste en las tarifas de los peajes, la indexación y el posible fenómeno de La Niña en los últimos meses de 2024 son los elementos que sustentan nuestro pronóstico de 5,7% para la inflación anual de cierre de este año.

 

Para 2025, esperamos que continúe el proceso de desinflación, aunque a un ritmo menos acentuado que hasta el momento. Pronosticamos una inflación anual de final del próximo de 4,3%, debido al obstáculo que implica la indexación para una más rápida normalización de la dinámica de los precios en el rubro de servicios. Además, en el panorama persisten fuentes de incertidumbre, donde las más representativas tienen relación directa con políticas del Gobierno: las nuevas rondas de negociación con los transportadores para continuar con el ajuste de los precios del diésel, la anunciada diferenciación del precio de venta de este mismo producto para los vehículos particulares y las definiciones que se logren en torno al manejo de la deuda por opción tarifaria con las generadoras de energía eléctrica.

 

En cualquiera de los casos, la continuación del proceso de convergencia de la inflación hacia el rango de tolerancia permitirá que el Emisor continúe recortando la tasa de interés de política monetaria. Así pues, prevemos que en lo que queda de 2024 se materialicen recortes por 150 puntos básicos, para un cierre de año en 8,75%. Entre tanto, en 2025 el tipo de interés se reduciría en otros 275 puntos básicos, para llegar a 6,00% al final de diciembre. Se trata, entonces, de un contexto de corto plazo en el que los costos del financiamiento seguirán cayendo y las condiciones financieras se irán tornando menos restrictivas para la toma de decisiones de gasto.

 

Sector externo y tasa de cambio

 

En el frente externo prevalece el impacto positivo de menor vulnerabilidad, por cuenta de una corrección del déficit de cuenta corriente, como resultado de menor crecimiento económico. Ahora bien, en la medida en que la recuperación de la economía impulsará la demanda por importaciones, es razonable pensar que prevalecerá un aumento del déficit comercial tanto en lo que queda de 2024 como en 2025. Ante esto, y un esperable incremento de las salidas de utilidades empresariales conforme el crecimiento del PIB se fortalece, pronosticamos un déficit de cuenta corriente promedio de 2,3% del PIB en 2024,

que se ampliaría a un nivel cercano al 2,9% del PIB en 2025.

 

Por su parte, la tasa de cambio se ha visto notablemente impactada en las semanas más recientes por el nerviosismo del mercado respecto a cómo serán los recortes de tasa de interés de la Reserva Federal en Estados Unidos y la elevada percepción de riesgo soberano en Colombia. Hacia adelante, la reducción del diferencial de tasas de interés frente a las economías desarrolladas creemos que presionará a que se sigan observando niveles de tasa de cambio superiores al promedio de la primera mitad de 2024. De cara al final de este año, esperamos una tasa cercana a los $4.100, que continuaría con una moderada tendencia de devaluación en 2025, para marcar un promedio del año completo de $4.175.

 

Perspectivas fiscales

Finalmente, en el frente fiscal consideramos que el Gobierno reafirmará su compromiso con dar cumplimiento estricto a las metas de déficit de la regla fiscal. Así pues, esperamos que, a través de una subejecución del presupuesto de 2024, el Gobierno se mantenga dentro de los límites de gasto posibles para llegar a un déficit primario de 0,9% del PIB al final de este año, registro que coincide con el espacio que permite la regla.

 

Para 2025 el panorama es algo más incierto. El Gobierno se expone a tener que volver a hacer un recorte presupuestal o a generar una fuerte subejecución del presupuesto en caso de aprobarse el monto del Presupuesto General de la Nación que se incluyó en el proyecto de ley radicado en agosto. Esto sería resultado de la dificultad que podría surgir para cumplir con el objetivo de recaudo por eficiencia en la administración tributaria de la DIAN, junto a los recursos adicionales que se espera que permita la Ley de Financiamiento, pero que son inciertos hasta que no se logre la aprobación de la iniciativa en el Congreso.

 

 

Alirio Aguilera
ADMINISTRATOR
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