Los retos que enfrentan las mujeres que se dedican a la economía del cuidado

Los retos que enfrentan las mujeres que se dedican a la economía del cuidado

En el marco del IV Simposio Internacional de Economía y Género organizado por el Politécnico Grancolombiano en colaboración con la

En el marco del IV Simposio Internacional de Economía y Género organizado por el Politécnico Grancolombiano en colaboración con la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco de México, EAFIT Social y el Museo Memoria y Tolerancia, se discutió sobre la necesidad de abordar la equidad de género en sectores laborales altamente feminizados, con un enfoque particular en la economía del cuidado y el rol de la mujer en la reactivación económica.

 

Laura Andrea Cristancho, docente de la Escuela de Negocios y Desarrollo Internacional del Politécnico Grancolombiano, explica que la economía del cuidado abarca todas aquellas actividades necesarias para el bienestar de las personas, tales como cocinar, limpiar, cuidar niños, ancianos o personas enfermas, actividades que históricamente han recaído mayoritariamente en las mujeres. “Incluye tanto el trabajo no remunerado que se realiza en el hogar, como el remunerado cuando se contrata a alguien para desarrollar estas labores”.

 

Para la docente, “es importante que entendamos el impacto económico de este trabajo, que en muchos casos no está contabilizado en las cifras económicas tradicionales, pero que es fundamental para el funcionamiento de la sociedad”. La Ley 1413 de 2014 en Colombia ha sido un avance significativo en este campo, ya que por primera vez reconoció la necesidad de medir el valor de la economía del cuidado. “A través de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, hemos podido calcular, por ejemplo, si una madre cocina, ¿cuánto costaría contratar un servicio de restauración para suplir esa labor? Esto nos permite entender el verdadero aporte económico de estas actividades”.

 

Retos y brechas de género en la economía del cuidado

 

Posibilidad de pensionarse: Uno de los problemas más graves que enfrentan las personas que se dedican a estas labores es la falta de acceso a una pensión, ya que muchas veces no cotizan al sistema de seguridad social, lo que los deja en una situación de vulnerabilidad económica en la vejez. Esto es especialmente preocupante en un contexto donde las mujeres tienen una mayor expectativa de vida, lo que implica que viven más años sin ingresos suficientes.

 

Paradigmas de género: Culturalmente hemos naturalizado que las mujeres se queden en casa a realizar labores de cuidado y eso no debería ser así. El cuidado es responsabilidad de todos. No es suficiente con simplemente reconocerlo, es necesario redistribuir estas labores de manera equitativa dentro de los hogares, o bien, contratar estos servicios, fomentando así la economía.

 

Licencias parentales compartidas: Es fundamental que las empresas y el Estado implementen políticas que permitan a hombres y mujeres compartir las responsabilidades del cuidado de los hijos en los primeros meses de nacimiento, para eso, las licencias parentales deben ser compartidas y en igualdad de condiciones para hombres y mujeres.

 

Apoyos laborales: El teletrabajo y la flexibilidad horaria son fundamentales para que más mujeres que se dedican al cuidado del hogar vean la posibilidad de entrar al mercado laboral al mismo tiempo que siguen siendo mamás y/o esposas. Además, aunque en menor cantidad, aún existen empresas que limitan la contratación de mujeres por el hecho de que pueden ser mamás.

 

¿Qué hacer ante estos retos?

 

En el panel sobre el rol de la mujer en la reactivación económica, que también formó parte del simposio, la senadora Ana Paola Agudelo destacó que la economía del cuidado sigue siendo una parte fundamental del trabajo no remunerado que afecta mayormente a las mujeres. Subrayó que es esencial fomentar el emprendimiento femenino como una herramienta clave para la independencia económica de las mujeres. “En muchas regiones del país, las mujeres que no tienen empleos formales se dedican a actividades económicas dentro de sus hogares, lo que también forma parte de la economía del cuidado”.

 

En este mismo espacio, la alcaldesa de la localidad de Chapinero, Alexandra Mejía Guzmán, hizo un llamado a que más mujeres participen en política como un medio para alcanzar la independencia económica y reducir la violencia de género. “El acceso a puestos de decisión para las mujeres aún es limitado y esta falta de representación impacta directamente en la capacidad de cambiar las políticas que afectan a las mujeres”.

 

El evento también contó con la participación de Carolina Jurado, directora de Experiencia e Inclusión del Politécnico Grancolombiano, quien enfatizó en que la academia tiene un papel fundamental en este proceso: “desde la educación podemos formar profesionales que entiendan la importancia de la economía del cuidado y cómo su reconocimiento puede transformar la economía en su conjunto”. Además, subrayó la importancia de empoderar a las mujeres a través de la educación financiera, preparándolas para tener un rol activo en la economía y en la toma de decisiones.

 

El llamado es claro: es necesario que las instituciones, el sector privado y la sociedad civil se unan para crear políticas efectivas que promuevan una distribución justa del trabajo de cuidado, permitan a las mujeres acceder a mejores condiciones laborales y cierren las brechas de género. Solo con una acción decidida y colaborativa se puede construir una economía más equitativa y fortalecer el bienestar de todos los sectores.

 

Alirio Aguilera
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