Por: Mauricio Hernández-Monsalve – BBVA Research En esta segunda columna sobre el reciente informe de consumo de BBVA Research,
Por: Mauricio Hernández-Monsalve – BBVA Research
En esta segunda columna sobre el reciente informe de consumo de BBVA Research, observamos cómo el gasto de los hogares colombianos refleja profundos cambios. Con tasas de interés más bajas, recuperación laboral y remesas en crecimiento, el consumo promete fortalecerse. Pero lo interesante es cómo este consumo se transforma, adaptándose a una sociedad que envejece y se orienta hacia una vida más saludable.
Cada vez gastamos más en salud y alimentos frescos, con frutas y verduras que reemplazan a la carne y los carbohidratos. En pocas palabras, estamos dejando atrás la “fritanga” y prefiriendo la ensalada, un cambio impulsado por el envejecimiento poblacional y la reducción en el tamaño de los hogares, reflejando nuevas prioridades de bienestar.
También es relevante la distribución de ingresos por tipo de ciudad. Las grandes capitales, en especial Bogotá, concentran la mayoría de los ingresos, pero las ciudades intermedias ganan terreno, mostrando un consumo que se extiende hacia estas regiones. Fuera de las grandes urbes, la inversión en bienes duraderos como vivienda y vehículos crece, dinamizando la economía regional y redistribuyendo oportunidades de mercado en el país.
Por otro lado, el informe subraya el bajo nivel de ahorro en los hogares, aún lejos de los niveles previos a la pandemia, lo cual limita el potencial de consumo futuro. En promedio, un colombiano gana 1,1 millones de pesos al mes, con importantes variaciones entre zonas urbanas y rurales. Además, los hogares unipersonales y sin hijos tienen un ingreso per cápita superior al de las parejas con hijos, aunque estas representan una gran proporción del total. Para fortalecer el consumo, resulta clave impulsar tanto el ahorro como los ingresos en todo tipo de hogar y en todas las regiones del país.
Así, el consumo sigue siendo el motor de la economía colombiana, pero ahora responde a nuevas prioridades y geografías. Con menos habitantes por hogar y una vida más longeva, los colombianos demandan productos que acompañen su estilo de vida actual. La oportunidad está en adaptar la oferta para que el consumo se transforme en una mayor capacidad productiva y promueva el crecimiento económico de largo plazo.
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