La rebancarización se ha consolidado como una herramienta esencial para impulsar la inclusión financiera y la recuperación económica en Colombia. En un contexto de desafíos económicos, esta iniciativa permite que miles de colombianos normalicen sus deudas, mejoren su perfil crediticio y se reincorporen al sistema. Según cifras de ASOBANCARIA, actualmente solo el 35% de los colombianos tienen un crédito formal, lo que resalta la necesidad urgente de brindar segundas oportunidades financieras.

En tiempos de incertidumbre económica, estas segundas oportunidades cobran mayor relevancia. Expertos en inclusión financiera destacan que los programas de rebancarización responden a la creciente demanda de opciones para aquellos que han caído en mora por circunstancias fuera de su control, ofreciendo alternativas de pago que promueven la estabilidad económica a largo plazo. A nivel global, el Banco Mundial estima que alrededor de 2.500 millones de personas carecen de acceso a servicios crediticios formales, subrayando la importancia de apoyar a quienes han sido excluidos de estos sistemas.

“En Colombia hemos liquidado más de 78mil deudas, equivalentes a más de 500mil millones de pesos (medio billón de pesos). Esto se ha logrado mediante un modelo innovador que fomenta la cultura del ahorro a través de la educación financiera. Así, logramos beneficiar tanto a los acreedores, quienes recuperan cartera vencida que muchas veces consideran perdida, como a las personas, quienes pueden reincorporarse al sistema financiero con una mejora en su score crediticio“, afirmó Camilo Quiñones, country manager de Bravo.

Los programas de rebancarización no solo contribuyen a la recuperación de cartera, sino que también promueven la educación financiera para evitar el sobreendeudamiento futuro. A través de cursos y recursos prácticos, los usuarios aprenden a gestionar sus finanzas de manera responsable y a desarrollar hábitos saludables.

La rebancarización está revolucionando la inclusión financiera en Colombia, permitiendo que miles de personas y familias retomen el control de sus finanzas y que el sistema crediticio del país se fortalezca, haciéndose más accesible para todos. Esta segunda oportunidad no solo facilita la reincorporación de los ciudadanos al sistema, sino que también refuerza el compromiso con un futuro económico más estable y equitativo para Colombia.