Por. Camilo Pérez, director de Investigaciones económicas.

Después de analizar los efectos de las esperadas políticas del presidente electo D. Trump en Estados Unidos y sus repercusiones en el mundo (ver informe), con su impacto sobre el flujo de remesas a Colombia (ver informe), Investigaciones Económicas (IE) estudia en esta oportunidad los efectos de las medidas arancelarias sobre los flujos de comercio de bienes entre Colombia y Estados Unidos. Similar a lo observado en la campaña de 2016, una de las propuestas de Trump es aumentar los aranceles para favorecer la industria norteamericana.

En su anterior mandato, Trump amenazó e implementó algunas medias arancelarias dirigidas a ciertos productos y países. En esta ocasión, con mayorías en el Congreso y un equipo de trabajo con mayor experiencia, la segunda administración podría traer políticas más contundentes. En campaña, el nuevo presidente de Estados Unidos planteó: 1) aranceles a las importaciones de China de hasta 60% (entre 50% y 100%); 2) aranceles a vehículos importados de China, Europa y/o México; y 3) un arancel universal (a todas las importaciones) de entre 10% y 20%. Finalmente, planteó la creación de una ley de comercio recíproco (Reciprocal Trade Act) con la que se buscaría igualar los aranceles impuestos por Estados Unidos a las importaciones de cada país, con las tasas arancelarias cobradas por cada uno de estos a los productos norteamericanos.

El efecto directo de las posibles medidas arancelarias en el comercio entre Estados Unidos y Colombia sería mínimo (o casi nulo), dada la poca relevancia que tiene Colombia en las importaciones de Estados Unidos, desde su punto de vista. En efecto, Colombia vende alrededor de USD13 mil millones (MM) anuales a Estados Unidos (Gráfico 1), mientras este tiene importaciones de todo el mundo por más de USD3 billones. En 2023 Colombia ocupó el puesto 26 dentro de los 218 países de los que importa Estados Unidos, con una participación de apenas 0.4% del total. Por otro lado, Estados Unidos cuenta con un balance comercial positivo con Colombia, es decir sus exportaciones superan las importaciones de nuestro país. Precisamente, en un listado de los países con déficit comercial para Estados Unidos, Colombia se sitúa en el puesto 188 de 218, no con déficit, sino con superávit (Gráfico 4). Así, en la visión mercantilista del presidente Trump, Colombia difícilmente representa un riesgo para la producción local norteamericana.

Por otro lado, de los bienes que Colombia exporta a Estados Unidos (Gráfico 3), a excepción del petróleo y oro, aquel país no se caracteriza por ser productor. Pese a que Colombia es de los países más importantes para la importación de flores, esmeraldas y café de Estados Unidos (Gráfico 2), los aranceles de Trump no tendrían impacto pues no se producen localmente. De hecho, en el caso del petróleo y el oro (incluso café y frutas), al tratarse de materias primas, las políticas arancelarias no suelen afectarlas y de implementarse solo redireccionarían el comercio hacia otro país. Así, de la canasta exportadora solo el rubro de aluminio, que corresponde a productos manufacturados utilizados para construcción (chapas, barras, tubos, techados, barandillas, etc.), podría tener algún efecto negativo. No obstante, el impacto en el flujo de dólares para Colombia sería limitado, pues el rubro representa USD700 M o aproximadamente 5% del total de las ventas del país a Estados Unidos o 1.4% del total de exportaciones de Colombia. No obstante, para el sector, Estados Unidos es el principal destino con más del 80% de las ventas al exterior.

Con lo anterior y dado que las políticas arancelarias no estarían enfocadas directamente en Colombia, como sí contra México, Europa y China, el impacto para el país sería mínimo. Además, en el caso del arancel universal, una propuesta con baja probabilidad de ocurrencia, el impacto sería homogéneo sobre los precios de importación de todos los países con los que comercia Estados Unidos. Es decir, aumentarían los precios locales, pero los países con ventas a Estados Unidos seguirían operando sin un cambio relativo en sus montos comercializados.

Así, si bien la política comercial no tendría un impacto directo significativo en el comercio entre los dos países, existen puntos de la agenda de Trump que sí podrían afectar los flujos comerciales. Para IE, la política de mayor exploración y explotación de petróleo reduciría la necesidad del país de importar este producto, además de impactar a la baja su cotización en los mercados internacionales. Este sería uno de los principales riesgos para las exportaciones colombianas. Algo similar se vivió cuando Estados Unidos más que duplicó su producción de petróleo gracias al fracking, lo que llevó a una reducción en las ventas de crudo de Colombia a ese país.

Finalmente, otro riesgo es el potencial uso del comercio con fines diplomáticos o políticos, teniendo en cuenta la distancia que existe entre los presidentes de Estados Unidos y Colombia. Tres aristas en las que existe amplia diferencia son las políticas de seguridad y antidrogas, así como las relaciones con Venezuela.