La fotoprotección ha dejado de ser exclusiva para quienes se exponen al sol. En un mundo donde el tiempo frente a dispositivos electrónicos es cada vez mayor, proteger la piel de los efectos nocivos de la luz azul emitida por pantallas es fundamental para prevenir el envejecimiento prematuro y otros daños cutáneos.

La Dra. Viviana Perico, Asesora Médica de Probien y especialista en medicina estética, destaca que “protegernos de la radiación ultravioleta; la luz azul, emitida por bombillas y dispositivos como celulares, computadores y tabletas, también tiene un impacto significativo en la salud de nuestra piel”. Entre sus efectos están la producción de radicales libres, procesos inflamatorios internos y el deterioro de colágeno y elastina, lo que contribuye a la aparición de manchas, arrugas y pérdida de firmeza.

Estudios recientes respaldan el uso de estrategias complementarias para combatir estos daños. Uno de los antioxidantes más conocidos por su efectividad es la astaxantina, presente en productos como Santtina. “La combinación de astaxantina vía oral con una rutina de fotoprotección tópica es una estrategia ganadora. Mientras el protector solar actúa como un escudo externo, la astaxantina fortalece las células desde dentro, reduciendo el estrés oxidativo y favoreciendo la regeneración cutánea”, explica la Dra. Perico. Además, su capacidad antiinflamatoria permite revertir daños ya existentes, ofreciendo una protección integral.

Ante estos desafíos, especialistas enfatizan en la importancia de incorporar protectores solares que ofrezcan cobertura contra rayos UVA/UVB, luz azul e infrarrojos, así como el uso de antioxidantes tópicos y orales. Para maximizar los beneficios, también se recomienda reforzar la rutina con hábitos saludables, como la aplicación constante de fotoprotector y el uso de productos específicos para las necesidades individuales de cada tipo de piel.

En un entorno conectado, cuidar la piel es una prioridad que trasciende la estética.