Tania Revueltas fusiona el arte con las emociones ancestrales

Tania Revueltas fusiona el arte con las emociones ancestrales

En el vasto panorama de la joyería artesanal colombiana, Tania Revueltas ha encontrado un lugar único como visionaria que une

En el vasto panorama de la joyería artesanal colombiana, Tania Revueltas ha encontrado un lugar único como visionaria que une pasado y presente. Desde Bogotá, dirige Tania Revueltas Joyería, una marca que fusiona la técnica ancestral de la filigrana mompoxina con diseños modernos y atrevidos, pensados para la mujer contemporánea. Con raíces familiares en Mompox, la cuna de la filigrana en Colombia, Tania ha tejido una red de colaboraciones con artesanos de distintas regiones, llevando el legado de esta tradición a nuevos horizontes y con el apoyo del Fondo Mujer Libre y Productiva, esa tradición aspira a impactar otras fronteras.

 

Arquitecta de profesión, pero artista de corazón, Tania encontró en la joyería una forma de conectar sus raíces culturales con su amor por el diseño. “Crecí viendo a los orfebres mompoxinos. Siempre llevaba sus joyas, pero al empezar a estudiar, comencé a modificarlas. Les pedía que soldaran aquí, que hicieran ajustes allá. Quería mejorarlas para mí”, explica. La inquietud creativa se volvió una pasión, y tras especializarse en Gerencia de Diseño —”una disciplina que permite llevar la creatividad al ámbito empresarial”—, decidió lanzarse al agua con su emprendimiento. Aunque su primer proyecto se enfocó en bisutería, siempre supo que cuando diera el salto a la joyería, sería con filigrana mompoxina. “Ya lo tenía interiorizado,” comenta.

 

Sin embargo, antes de dar ese paso, Tania recorrió un camino profesional que puso a prueba su creatividad. Trabajó en arquitectura hospitalaria, una experiencia que describe como “terrible” porque limitó su inspiración. “La arquitectura es maravillosa, pero en esa rama sentía que me cortaba toda mi creatividad. Decidí hacer un alto y empezar algo alterno. Mi empresa hoy tiene diez años, y aunque fue un reto, fue también mi forma de mantener ese nexo con mis raíces”, afirma. El proceso fue gradual: al principio, combinó la joyería con obras de remodelación; después, el diseño tomó el protagonismo.

 

Tania trabaja actualmente con talleres en Mompox, Bogotá, y otras regiones como La Guajira y Putumayo. Cada pieza es una colaboración entre tradición y modernidad, donde la filigrana mompoxina se encuentra con esmeraldas, bronce enchapado en oro y tejidos indígenas. Entre sus colecciones más destacadas está Caudal, inspirada en los ríos de Colombia. Cada joya lleva el nombre de un río —como el Amazonas o el Palomino— y combina detalles ensamblados en Bogotá con la delicadeza de la filigrana mompoxina. “Quise rendir homenaje a los ríos que nos conectan y dan vida”, manifiesta.

 

El camino no ha estado exento de retos. “Todavía estoy buscando el punto de equilibrio”, admite. Desde sofisticar su marca hasta adaptarse a un mundo digital en constante cambio, Tania ha aprendido que emprender no solo se trata de crear, sino también de actualizarse. “He participado en ferias desde 2022. Antes no les daba importancia, pero han sido claves para crecer. Cada paso, incluso los errores, me han ayudado a avanzar. Si algo no funciona, lo capitalizo para el siguiente movimiento”, reflexiona.

 

Una de las experiencias que marcó su trayectoria fue conocer el proyecto Ella Exporta África, promovido por la Vicepresidencia de la República y el Fondo Mujer Libre y Productiva. “Llegué a este fondo de la manera más bonita. Estaba en una feria donde conocí a una mujer que ofrecía frutos secos. Ella me habló del proyecto y me envió un enlace para inscribirme. Nunca más la volví a ver, pero gracias a ella me enteré de esta oportunidad”. Tras ser seleccionada, Tania participó en un programa intensivo que incluyó  un viaje a Sudáfrica para una misión exploratoria. “Fue increíble. Conocimos el mercado, analizamos oportunidades, y descubrí el potencial de mis productos en un continente lleno de posibilidades”, relata. Además, el programa le brindó herramientas como fichas técnicas y talleres de liderazgo e inteligencia emocional, que han fortalecido su emprendimiento.

 

El apoyo del Fondo también se tradujo en insumos clave para su producción: “Me han dado cadenas, empaques, piezas para ensamblar y otros materiales que son fundamentales para mi trabajo. Todo esto me permite concentrarme en el diseño y la expansión” explica. Aunque todavía no tiene una tienda física, Tania apuesta por su presencia en tiendas de diseño y hoteles, además de potenciar su tienda en línea con estrategias de marketing digital. “No descarto nada, pero por ahora mi enfoque está en lo digital”, aclara.

 

Tania Revueltas no solo diseña joyas, sino que construye puentes: entre lo urbano y lo rural, lo ancestral y lo contemporáneo, lo local y lo global. Su trabajo resalta la belleza de la filigrana y el valor de las manos que la hacen posible. “Soy una mezcla”, concluye. “Nací en Bogotá, pero mis raíces están en Mompox y Valledupar. Mi joyería es como yo: una combinación de mundos que se unen para crear algo único”.

 

Alirio Aguilera
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