La inteligencia artificial está transformando el mundo del trabajo con una velocidad y profundidad que pocos anticiparon. Automatización, datos en
La inteligencia artificial está transformando el mundo del trabajo con una velocidad y profundidad que pocos anticiparon. Automatización, datos en tiempo real, decisiones apoyadas por algoritmos, entre otras disrupciones, ya están ocurriendo. Pero, en medio de esta evolución, un hallazgo del Grupo Adecco invita a mirar hacia otra dirección: el verdadero cambio comienza y también se frena con el liderazgo.
El reciente informe Leading in the age of AI: Expectations versus reality (Liderar en la era de la inteligencia artificial: expectativas versus realidad), basado en 2.000 encuestas a ejecutivos de alto nivel en 13 países y 17 sectores, evidencia una desconexión crítica entre el avance tecnológico y la preparación del liderazgo. Solo el 51% de los directivos confía plenamente en sus conocimientos para implementar esta tecnología de forma efectiva y responsable, y más del 50% de las empresas aún no ha invertido en programas de formación ejecutiva sobre esta herramienta. Adicionalmente, el 53% de los CEO señaló que sus equipos de alta dirección deben aprender a alinear sus estrategias con los pasos a seguir en tiempo real, lo que frena la transformación.
El informe también concluye que, mientras se espera que los trabajadores se adapten proactivamente a la IA, una de cada tres organizaciones no cuenta con políticas claras sobre su uso y deja estas decisiones en manos del personal. En este sentido, el reto está en redefinir el modelo directivo para que esté a la altura del desarrollo que la IA exige.
Ante este panorama, las empresas cuentan con una oportunidad histórica para repensar su manera de liderar. Las llamadas compañías future-ready, una minoría que ya está integrando IA con enfoque humano, comparten una visión en común: preparar líderes no solo en habilidades técnicas, sino también en creatividad, adaptabilidad y toma ética de decisiones, ya que las organizaciones que priorizan el desarrollo humano junto al avance tecnológico logran mejores resultados.
Frente a estas nuevas condiciones, el rol directivo necesita reinventarse. El estudio de Adecco identifica los atributos esenciales que marcan la diferencia en la forma de guiar equipos y organizaciones:
1. Visión ética y humana: no se trata solo de eficiencia, sino de impacto sostenible.
2. Mentalidad de aprendizaje continuo: líderes que aprenden a la par de la evolución que impulsan.
3. Escucha activa: entender cómo viven sus equipos la transformación.
4. Capacidad de adaptación y agilidad: liderar en la incertidumbre y moverse con velocidad.
5. Fomento de habilidades humanas: creatividad, innovación y pensamiento crítico como ventaja competitiva.
Avanzar hacia un modelo de conducción estratégica preparado para convivir con la IA implica tomar decisiones desde hoy. El avance no ocurrirá de forma espontánea. Requiere intención, formación y coherencia. Ante este contexto, Adecco profundiza en cinco pasos clave que pueden marcar la diferencia en la gestión de la evolución digital:
1. Invertir en formación ejecutiva sobre IA y transformación digital, más allá de lo técnico: solo un tercio de las empresas utiliza datos para entender qué competencias necesita desarrollar. La falta de esta base impide enfocar correctamente la formación y limita la capacidad del liderazgo para anticipar cambios. Fortalecer esta dimensión permite cerrar brechas de manera proactiva y alineada con la evolución del negocio.
2. Medir e incentivar las habilidades humanas en todos los niveles del liderazgo: la empatía, adaptabilidad, escucha activa y creatividad son competencias críticas en contextos de reconversión. No basta con promoverlas; es necesario integrarlas en los sistemas de evaluación y reconocimiento. Las compañías más preparadas están migrando hacia modelos de planificación del talento centrados en capacidades, lo que les permite formar equipos más flexibles y resilientes ante la disrupción.
3. Establecer un marco ético para la adopción de IA, con una conducción ejemplar: las orientaciones sobre el uso de la IA deben estar guiadas por principios claros, institucionalizados y aplicables en la práctica. Las organizaciones que cuentan con marcos éticos formales —incluyendo comités, lineamientos y espacios de participación— reportan mayores niveles de confianza, cohesión interna y resultados positivos en su estrategia de talento.
4. Promover una cultura de transparencia y escucha frente al cambio: en un entorno donde la incertidumbre es constante, comunicar con claridad, compartir decisiones y escuchar activamente las preocupaciones del equipo se convierte en una ventaja competitiva. Los directivos deben ser los primeros en abrir espacios para el diálogo y el aprendizaje colectivo, lo que fortalece la agilidad organizacional y reduce la resistencia a la innovación.
5. Revisar periódicamente la alineación estratégica del equipo directivo: las compañías enfrentan una creciente desconexión entre sus líderes respecto a las prioridades del talento y la IA. Verificar con frecuencia si la visión es compartida, si las prioridades están claras y si el equipo avanza de forma coordinada debe convertirse en parte del ADN organizacional. La coherencia ejecutiva es clave para que las transiciones tecnológicas sean sostenibles.
La era de la IA no es simplemente una actualización tecnológica; es una adaptación profunda del modelo de liderazgo, por lo que el éxito no está en saber más de máquinas, sino en guiar a las personas en medio de la complejidad. Aquellas empresas que entiendan que el verdadero motor de la transformación es el factor humano en posiciones directivas estarán un paso adelante. Porque en un entorno dominado por la IA, lo que marcará la diferencia será precisamente, la inteligencia humana
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