La economía colombiana creció 2,7% anual en el primer trimestre de 2025, su mayor expansión desde el año 2022. Sin
La economía colombiana creció 2,7% anual en el primer trimestre de 2025, su mayor expansión desde el año 2022. Sin embargo, al mirar más allá del dato general, el patrón de crecimiento revela una composición de la demanda interna cada vez más inclinada hacia el consumo final, mientras la inversión fija continúa rezagada. Esta dinámica sostiene el presente, pero puede hipotecar el futuro.
El consumo privado creció 3,8% anual y representa actualmente el 76,7% del PIB, el nivel más alto desde que se mide con la actual metodología. El gasto en bienes durables y semidurables (como autos, electrodomésticos, muebles, ropa y calzado) aumentó con fuerza, impulsado por menores tasas de interés, mejoras salariales y una expansión del empleo, aunque con una creciente participación de la informalidad. Incluso sin una recuperación sustancial en los índices de confianza, los hogares siguen dispuestos a consumir, lo que indica una resiliencia del gasto que ha sido característica en los últimos años.
En cambio, la inversión fija solo creció 1,8%, con un comportamiento dispar. La inversión en maquinaria y equipo (+12,5%) mostró un repunte, posiblemente explicado por una mayor utilización de la capacidad instalada en algunas industrias. Sin embargo, la inversión en vivienda (-8,6%) y en edificaciones no residenciales y obras civiles (-4,5%) cayó con fuerza. En conjunto, estas cifras reflejan desafíos en la articulación de recursos públicos, restricciones fiscales y debilidades persistentes en sectores como la minería.
La composición sectorial refuerza este diagnóstico: mientras agro, servicios y parte de la industria muestran recuperación, sectores intensivos en inversión como construcción, otras manufacturas y minería siguen rezagados, lo que limita el avance de la inversión total y frena su aporte al crecimiento.
Para lo que resta del año, se espera que las menores tasas del Banco de la República estimulen la inversión, pero su efecto dependerá también de una senda de disciplina fiscal que ayude a reducir las tasas de interés del mercado y de un entorno institucional favorable para la confianza empresarial. Para crecer más y mejor, Colombia necesita invertir, no solo gastar.
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