Colombia reafirma su posición como líder mundial en la producción de café arábigo suave, registrando en 2024 una cosecha de
Colombia reafirma su posición como líder mundial en la producción de café arábigo suave, registrando en 2024 una cosecha de 13,9 millones de sacos de 60 kilos, un incremento del 23% respecto al año anterior, y la mejor cifra desde 2019, según la Federación Nacional de Cafeteros y reportes de EFE Agro.
Simultáneamente, el turismo se consolidó como una de las principales fuentes de ingresos para Colombia, aportando más de $40 billones a la economía nacional en 2024, superando incluso al café y al carbón en generación de divisas, de acuerdo con cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
Aunque el tradicional Eje Cafetero —conformado por los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío— ha sido durante años el destino por excelencia para los amantes de este grano, hoy otras regiones emergen con fuerza en el mapa del turismo especializado. Se trata de rutas alternativas que combinan excelencia cafetera, paisajes únicos y una fuerte apuesta por el turismo sostenible y comunitario.
El café representa cerca del 6% de las exportaciones del país y emplea a más de 540 mil familias cafeteras, según datos de Supersolidaria. Pero más allá del impacto económico, se ha convertido en una herramienta poderosa para atraer turismo consciente, generar experiencias de inmersión cultural y visibilizar el trabajo de los pequeños productores.
Rutas alternativas que invitan a descubrir nuevas formas de vivir el café
Santander y Norte de Santander lideran la lista con propuestas que apuestan por la excelencia y la sostenibilidad. En estas regiones, el café no solo es cultivado, sino también celebrado como parte del patrimonio cultural. La Hacienda El Roble y la Mesa de Los Santos, por ejemplo, han sido reconocidas a nivel internacional por sus cafés de origen único, con perfiles sensoriales complejos y procesos meticulosos que incluyen fermentaciones controladas y recolección manual. El café Mesa de Los Santos, específicamente, ha alcanzado precios récord y es considerado el más fino del país por su calidad y trazabilidad.
Uno de los referentes más destacados en la región es el Hotel Punta Diamante, en Bucaramanga, que ha integrado el turismo cafetero a su propuesta de valor. Desde su elegante cafetería, los visitantes pueden degustar cafés de especialidad cultivados en la región y participar en experiencias sensoriales guiadas.
Estas fincas han recibido premios internacionales por la calidad excepcional de sus granos. En particular, el café de Mesa de Los Santos alcanzó un precio récord de USD $70 por libra en subastas internacionales, y es considerado uno de los más finos del país por su perfil sensorial, trazabilidad y prácticas agroecológicas. Por su parte, Hacienda El Roble, que cultiva café orgánico de variedad geisha, ha sido reconocida por expertos como una de las fincas con mejor fermentación controlada en Latinoamérica, logrando puntuaciones superiores a 90 puntos en catas de la Specialty Coffee Association (SCA).
Nuevas rutas con impacto local
Huila, el mayor productor de café en Colombia, es otra joya que muchos turistas aún desconocen. Este departamento andino ha ganado protagonismo en las competencias internacionales de café gracias a la dedicación de sus caficultores, quienes han convertido el cultivo en un arte. Municipios como Pitalito y San Agustín ofrecen rutas que permiten conocer todo el proceso del café —desde la semilla hasta la taza— en un entorno de montañas, ríos y arqueología precolombina. Allí, el visitante no solo degusta café de especialidad, sino que se involucra en procesos como la selección de granos, el secado en marquesinas y el tostado artesanal.
En el suroccidente del país, Cauca y Nariño destacan por su geografía montañosa, la diversidad étnica y el compromiso de las comunidades por mantener prácticas de producción limpia. Estas regiones han sido foco de proyectos de paz y reconciliación a través del café, y hoy son ejemplo de cómo esta bebida puede transformar vidas. Fincas administradas por comunidades indígenas nasa y afrodescendientes no solo comercializan café de alta calidad, sino que invitan a los turistas a compartir sus costumbres, caminar entre cafetales y conocer los retos y logros de la caficultura comunitaria.
Una experiencia inmersiva y transformadora
El auge del turismo de experiencias ha generado un cambio en las motivaciones de viaje. Según datos de ProColombia, más del 60% de los turistas internacionales están interesados en vivencias auténticas que conecten con la cultura local. En este sentido, las rutas alternativas del café ofrecen mucho más que paisajes hermosos: brindan conocimiento, conexión emocional y la posibilidad de contribuir directamente al desarrollo rural.
El café colombiano, reconocido por su suavidad, acidez brillante y notas dulces, es el resultado de una combinación única de factores climáticos, altitud, variedad y técnica. Visitar los territorios donde se cultiva permite entender por qué una taza de café puede ser tan compleja como un vino y tan reveladora como una historia bien contada.
Desde el nororiente hasta el suroccidente, Colombia está llena de rutas cafeteras poco conocidas pero profundamente significativas. Rutas que no solo despiertan los sentidos, sino que abren puertas a nuevas formas de viajar: más conscientes, más responsables, más humanas. Este es el momento perfecto para dejarse llevar por el aroma del café y descubrir Colombia a través de sus sabores, sus montañas y su gente.
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