Biobasados: la tendencia de la química global

Biobasados: la tendencia de la química global

Durante más de un siglo, la industria química ha impulsado avances tecnológicos sin precedentes a través de materias primas fósiles

Durante más de un siglo, la industria química ha impulsado avances tecnológicos sin precedentes a través de materias primas fósiles como el petróleo, el gas o el carbón. Hoy, esta industria está ampliando sus horizontes con la integración de nuevas fuentes: plantas, cultivos, procesos fermentativos y residuos orgánicos.

 

Estas materias primas renovables y de origen biológico se están sumando a la química global, llevándola a evolucionar hacia soluciones más sostenibles. La demanda de productos químicos de origen natural crece en sectores como cosmética, alimentación, cuidado personal e incluso plásticos. No se trata de una moda, sino de una respuesta a exigencias regulatorias y a consumidores más conscientes, que buscan opciones con menor huella ambiental y mayor trazabilidad.

 

En este contexto, los productos biobasados están ganando terreno a escala global. En términos simples, estos son productos que están hechos, total o parcialmente, con materiales que provienen de la naturaleza, como plantas, residuos agrícolas o aceites vegetales. De esta manera, en vez de fabricar un empaque, un perfume o un aditivo alimentario con ingredientes fósiles, se hace con ingredientes que estuvieron vivos recientemente.

 

Algunos biobasados son de origen completamente vegetal, mientras que otros combinan componentes naturales con elementos de la química tradicional. Una de las formas para saber qué tan biobasado es un producto es la prueba de carbono 14 que permite determinar cuánto carbono de origen orgánico contiene.

 

Esta prueba es la misma que utilizan los arqueólogos para calcular la antigüedad de los fósiles. Esto se debe a que el carbono 14 es un tipo de átomo, un isótopo, que solo está presente en organismos vivos o que estuvieron vivos recientemente, como una planta. Puede entenderse como una huella que, cuando está presente, indica que el producto proviene de una fuente natural y renovable. Y cuando no lo está es porque se ha perdido con el paso de millones de años, como ocurre con el petróleo o el gas.

 

En Colombia, una de las compañías que ha avanzado en esta dirección es Sucroal, una empresa de química y biotecnología de Palmira, Valle del Cauca, que se especializa en la producción de materias primas para diferentes sectores a partir de la azúcar de caña. La compañía ha construido un portafolio robusto con 40 % de sus productos fabricados con porcentaje biobasado. Estas soluciones incluyen productos como el ácido cítrico, vinagre, ácido acético, plastificantes y citratos funcionales de sodio, magnesio, potasio y zinc, empleados por las industrias de alimentos, farmacéutica y cosmética.

 

Algunos como el vinagre, ácido acético o acetato de etilo han demostrado ser 100 % biobasados mediante la prueba de carbono 14, pero esta no es la única forma de verificar su origen. Otra forma reconocida es el cálculo de carbono renovable teórico: esta metodología se basa en analizar la fórmula química del producto y establecer qué proporción de sus átomos de carbono proviene de materias primas de origen vegetal o renovable.

 

La evolución hacia productos más biobasados no significa dejar atrás del todo el uso de petroquímicos, según explica Ana Lucía Gómez, directora de I+D de Sucroal: “La industria aún necesita insumos de origen fósil para muchos de sus procesos y desarrollos. Sin embargo, diversificar los portafolios e incorporar soluciones de origen natural es fundamental para atender nuevas demandas regulatorias, reducir el impacto ambiental y abrir caminos hacia una química más sostenible”.

 

Esta transformación no es solo ecológica, también es estratégica. Gobiernos, empresas y organismos internacionales ya están exigiendo trazabilidad renovable en sus cadenas de suministro. En Colombia, la apuesta por una economía que reduzca su dependencia de los derivados del petróleo es una prioridad del Gobierno Nacional que a través de su Estrategia Nacional de Bioeconomía espera fortalecer la innovación en sectores como la agricultura, la biotecnología y la química verde.

 

“En este escenario, contar con productos biobasados y validados científicamente no es solo una ventaja competitiva, es una condición para seguir participando en los mercados del futuro. No se trata únicamente de ofrecer nuevas soluciones, sino de comprender hacia dónde evoluciona el mundo. Todos los sectores deberán migrar progresivamente hacia portafolios más biobasados, contribuyendo a la eficiencia y la rentabilidad”, concluye Gómez. 

 

Alirio Aguilera
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