Un grupo de científicos, entre ellos de la Universidad Javeriana, encontró grandes cantidades de suelo muy rico en carbono en
Un grupo de científicos, entre ellos de la Universidad Javeriana, encontró grandes cantidades de suelo muy rico en carbono en los humedales del oriente de Colombia.
En más de 100 lugares revisados, descubrieron que en 51 de ellos había capas profundas de suelo formado por plantas descompuestas, algo que ayuda a atrapar grandes cantidades de carbono.
Juan Carlos Benavides, profesor del programa de Ecología de la Universidad Javeriana, explica que “estos suelos especiales pueden almacenar hasta diez veces más carbono que los bosques normales del Amazonas. Además, gracias a imágenes satelitales y modelos computacionales, lograron hacer el primer mapa detallado de estas zonas, estimando que hay más de 19.000 kilómetros cuadrados con este tipo de suelo, que guardan tanto carbono como el que Colombia emite en 70 años por actividades humanas”.
Riqueza que se puede perder
Este descubrimiento cambia la forma en que se entiende el paisaje natural del país, ya que se pensaba que estos suelos solo existían en zonas con mucha agua todo el año. Sin embargo, también los encontraron en regiones secas, como los Llanos, y en lugares donde no se esperaban.
El investigador de la Universidad Javeriana resalta que “esto muestra que hay muchas más áreas que debemos proteger porque, si estos suelos se destruyen, pueden liberar grandes cantidades de gases que calientan el planeta. Por eso, los investigadores recomiendan cuidar estos ecosistemas y trabajar con las comunidades locales para conservarlos”.
Este estudio documenta por primera vez la existencia de extensas turberas en las tierras bajas del oriente colombiano, un hallazgo de gran relevancia ecológica y climática.
Gran extensión
A partir de más de 100 sitios muestreados, los autores confirmaron la presencia de turba (>40 cm de espesor) en 51 humedales, incluyendo ecosistemas inesperados como los bosques sobre arenas blancas.
El análisis de 39 núcleos de turba reveló que estos ecosistemas almacenan entre 490 y 1.230 toneladas de carbono por hectárea, de cuatro a diez veces más que los bosques amazónicos no turbosos.
Benavides explica que “la cartografía generada mediante sensores remotos y algoritmos de aprendizaje automático permitió estimar una cobertura de 19.230 km² de turberas, con una reserva de carbono subterráneo estimada en 1,91 petagramos (Pg), lo que equivale a unas 70 veces las emisiones anuales de Colombia por uso de combustibles fósiles e industria”.
Los resultados amplían significativamente el conocimiento sobre la distribución, diversidad y capacidad de almacenamiento de carbono de las turberas tropicales sudamericanas, al demostrar que estas se extienden más allá de las llanuras inundables clásicas e incluyen paisajes interfluviales alimentados por aguas subterráneas.
La presencia de turba en regiones con estaciones secas marcadas, como los Llanos Orientales, desafía paradigmas sobre las condiciones necesarias para su formación.
El estudio resalta la urgencia de incluir estas turberas en estrategias de conservación y políticas climáticas, especialmente dada la presión creciente por deforestación, incendios y cambios de uso del suelo en contextos sociopolíticos frágiles.
El profesor del programa de Ecología añade que “la investigación también plantea oportunidades para proteger estas reservas de carbono mediante enfoques integrados de restauración ecológica y desarrollo comunitario”.
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