El mercado inmobiliario del país cerró el año pasado con un crecimiento del 31,5%, evidenciando una recuperación importante en la inversión de proyectos estratégicos. Ante el panorama, los inmuebles de usos mixtos emergen como una solución estratégica frente a los retos de expansión urbana, sostenibilidad, movilidad y calidad de vida, integrando ofertas de vivienda, comercio, oficinas, servicios y espacio público en un mismo espacio, y representando una de las tendencias más sólidas y proyectadas del 2025 en Colombia y la región.

Hoy en día, estos proyectos, representan una de las oportunidades de inversión más sólidas en el mercado inmobiliario latinoamericano. Según CBRE (Global Commercial Real Estate Services) el 69% de los inversionistas inmobiliarios planea aumentar su participación respecto a 2024, en proyectos urbanísticos en Colombia. A esto se suma la proyección del PIB colombiano, que crecerá un 2,5% este año, y la reducción significativa en los niveles de vacancia en mercados estratégicos como Bogotá y Medellín.

El panorama para 2025, muestra un crecimiento importante para el desarrollo de los proyectos no habitacionales: el comercio lidera en área licenciada (30,8%), seguido por educación (13,2%) y hoteles (11,1%). En Bogotá, por ejemplo, la absorción de oficinas clase A + creció más del 50% y los precios de renta aumentaron a un promedio de 72.700 COP/m², evidenciando una reactivación.

Para Julián Dos Santos, Gerente de Desarrollo de Negocios de la firma internacional de arquitectura y urbanismo, Gómez Platero, el contexto responde a una nueva lógica de intervención urbana: ”Desde Gómez Platero vemos a los usos mixtos no solo como una tendencia, sino como una necesidad para el desarrollo de las ciudades. Son proyectos que crean ecosistemas urbanos autosuficientes, más humanos y sostenibles con la calidad de vida de las personas. En Colombia hay un enorme potencial para transformar el modelo de crecimiento de las ciudades, y los desarrollos articulados son una herramienta clave con una visión integrada para ciudades como Bogotá y Medellín con grandes polos urbanos.”

Este modelo promueve una ciudad de 15 minutos, donde las personas pueden vivir, trabajar, estudiar y disfrutar sin depender de largos desplazamientos. Además, el atractivo para los inversionistas no es menor; los proyectos de usos mixtos diversifican el riesgo, valorizan el entorno, aumentan la ocupación y responden mejor a nuevas demandas: flexibilidad, cercanía y sostenibilidad. Asimismo, la recuperación del crédito hipotecario (+33,5% en el último trimestre) y el auge de las viviendas en entornos suburbanos (casas representaron el 19,25% de las transacciones)^[1] evidencian un cambio en las preferencias habitacionales, que se alinea con el modelo de usos mixtos.

Convirtiéndose también en un motor para el desarrollo económico, al concentrar diferentes ofertas y simplificando procesos. En zonas donde predomina únicamente la industria o el comercio, la actividad tiende a concentrarse en ciertos momentos del día, dejando largos periodos de inactividad. En cambio, los proyectos de usos mixtos logran mantener una circulación constante de personas durante todo el día, lo que favorece un ambiente más dinámico, calles más activas y una mayor percepción de seguridad para quienes transitan o habitan esos espacios.

Con el crecimiento de ciudades intermedias, la evolución de las normativas urbanas y una mayor conciencia sobre la sostenibilidad urbana, los usos mixtos están llamados a ser el estándar, no la excepción durante el 2025. “Queremos co-crear junto a los actores públicos y privados los nuevos centros urbanos de Colombia: espacios para vivir bien, trabajar mejor y crecer juntos, así como lo hemos podido llevar a cabo en estos 20 años de experiencia, en diferentes países de la región con una solución urbana integral a favor de las personas y las comunidades”, concluyó Dos Santos.