Por. Andrew Bud, Fundador y CEO de iProov

El reciente robo a gran escala de números de seguro social (SSN) ha expuesto la vulnerabilidad crítica de confiar en ellos con fines de autenticación. Esta brecha subraya la necesidad urgente de que las organizaciones adopten alternativas más seguras y confiables, particularmente a la luz del hecho de que los SSN nunca fueron diseñados para ser identificadores infalibles. Su naturaleza compartible y su amplia disponibilidad en el dominio público los hacen muy susceptibles a la explotación por parte de actores malintencionados. La biometría facial, con sus características únicas y difíciles de replicar, ofrece una solución mucho más robusta para verificar la identidad en la era digital.

Ventajas de la biometría facial:

1. Singularidad: Los rasgos faciales son distintos y están vinculados a un individuo, a diferencia de los SSN.
2. Difícil de replicar: Los sistemas avanzados de reconocimiento facial dificultan la creación de falsificaciones convincentes.
3. No compartible: la biometría facial no se puede compartir ni transmitir, lo que reduce el riesgo de acceso no autorizado.
4. Fácil de usar: Fácil de usar y requiere un esfuerzo mínimo por parte del usuario.

Declaración de Andrew Bud, Fundador y CEO de iProov

La reciente violación masiva de los números de seguridad social (SSN) de los ciudadanos estadounidenses es un duro recordatorio de las vulnerabilidades inherentes de confiar en el conocimiento de datos personales fácilmente comprometidos para la autenticación. Este incidente debería servir como una llamada de atención para que las organizaciones reevalúen urgentemente sus protocolos de seguridad y hagan la transición hacia métodos más robustos y resistentes de verificación de identidad.

La biometría facial surge como una solución particularmente atractiva en este contexto. Los SSN pueden ser y han sido compartidos y/o robados, pero la biometría con vida no puede.

Si bien los deepfakes se pueden usar para hacer copias realistas de rostros, la tecnología moderna tiene excelentes respuestas en forma de soluciones de vida que brindan una defensa confiable contra rostros copiados para ataques de inyección digital. Por lo tanto, si bien los SSN seguirán siendo excelentes identificadores personales e increíblemente útiles para evitar confusiones entre los ciudadanos, se deben utilizar métodos más modernos para autenticar a las personas una vez que se han identificado.

La biometría facial, con sus ventajas de seguridad inherentes y su interfaz fácil de usar, representa una herramienta poderosa para salvaguardar la información confidencial y combatir la amenaza siempre presente del fraude de identidad en el panorama digital actual.

En una era en la que las violaciones de datos y el robo de identidad son desenfrenados, la capacidad de verificar de manera precisa y confiable la identidad de una persona es primordial. Las organizaciones que no adaptan sus prácticas de autenticación corren el riesgo de quedar expuestas a importantes daños financieros y de reputación.