Hay que repensar el sistema de transporte de carga y de pasajeros

Hay que repensar el sistema de transporte de carga y de pasajeros

Por: Pesquisa Javeriana   Pesquisa Javeriana habló con Jorge Francisco Estela, profesor del Departamento de Ingeniería Civil e Industrial de

Por: Pesquisa Javeriana

 

Pesquisa Javeriana habló con Jorge Francisco Estela, profesor del Departamento de Ingeniería Civil e Industrial de la Pontificia Universidad Javeriana seccional Cali, para conocer su análisis de esta situación y cómo se debería plantear esa reestructuración a futuro.

 

PJ: ¿Cómo funciona el sistema de transporte de carga en Colombia?

Jorge Francisco Estela: Esta experiencia le muestra al país la importancia absolutamente capital en la economía del combustible para camiones. En Colombia más del 95 % de la carga se transporta por camión. Aquí desde hace muchísimos años se dejaron acabar los ferrocarriles, aun cuando así es que se transporta la inmensa mayoría de carga en el mundo.

 

El país tiene una geografía supremamente desafiante y difícil desde el punto de vista del transporte. Eso lo hace un sistema frágil e inestable. Aquí la carga de las mercancías y las materias primas llegan a los puertos en las costas, y hay que llevarlas al interior del país para procesarlas para luego devolverlas a distribuir por todo el país.

 

PJ: ¿Cómo se podría replantear los ajustes que se deben hacer al sistema de carga?

JFE. Yo creo que debemos replantear temas estructurales. Por comparación, el medio de transporte con menor consumo de energía por pasajero por kilómetro recorrido es el tren eléctrico. Funciona igual para el transporte de carga. Por eso, en Europa, en Japón, en China, ya han implementado esta forma de mover pasajeros y mercancía. Lo que vimos esta semana en muchas carreteras fueron unas locomotoras vetustas y viejas, que funcionan con diésel y que ya no deberían estar activas.

 

También hay que revisar los sistemas masivos de transporte que tenemos en las capitales del país. Muy pocos son eléctricos. Es una tecnología que apenas hasta esta década se empezó a implementar aun cuando existe desde hace doce o quince años en el mundo. En pleno siglo XXI sería imperdonable e impensable que un país que tanto habla de responsabilidad ambiental, y que se preocupa por las emisiones de dióxido de carbono, no implementara un sistema de transporte eléctrico.

 

Es que, además, Colombia es un país muy favorecido en su matriz de generación eléctrica porque, en promedio, en horario normal, 2/3 partes de la electricidad se generan hidroeléctricamente, con unas emisiones de dióxido de carbono muy bajas. Claro, pueden tener otro tipo de impactos, pero es una matriz muy descarbonizada. La geografía que tenemos, con grandes pendientes de ríos caudalosos, favorece una generación de energía eléctrica que se debería aprovechar más.

 

Hay que aprovechar estos momentos para repensar todo el sistema. Llevamos 70 años de atraso, y eso no se va a resolver ni siquiera en una sola década, pues requeriría una política de Estado, una política que trascienda los gobiernos para favorecer el transporte ferroviario. En todo este contexto, yo no veo que las autoridades estén promoviendo esta idea.

 

PJ: ¿Es viable plantear un sistema ferroviario para un país con una geografía tan diversa?

JFE. En ese sentido, Colombia es un país que está hecho al revés. La mayoría de los países tienen una alta distribución de población que vive cerca a las costas. Las grandes ciudades de Estados Unidos están a cortas distancias de las costas: Nueva York, Miami, Los Ángeles, San Francisco, Houston. Y no sólo eso, sino que son ciudades que están prácticamente al nivel del mar. Eso favorece cualquier tipo de transporte.

 

Funciona igual en la parte del norte de Alemania, Países Bajos, Bélgica, el norte de Francia, el Reino Unido, Japón, Rusia, China; incluso, en países de la región: Argentina, Brasil, Perú, Chile. En Colombia, la población está mayoritariamente en el centro del país, lejos de la costa y entre montañas. Uno podría decir: Cali está a 100 km de Buenaventura, en línea recta, pero es que ¡en ese trayecto se atraviesa una cordillera!

Para que una carga llegue de Buenaventura a Bogotá tiene que subir la Cordillera Occidental, a unos 2000 metros de altura. Luego, bajar al valle del Cauca a mil metros sobre el nivel del mar. Después, subir La Línea, que está a unos 3500 metros de altura, pasar a Girardot, a 500 metros, para después subir a Bogotá a 2600 metros.

 

Aún más problemático es que el 50 % o 60 % del volumen de carga que llega a Buenaventura se lleva a Bogotá y sus alrededores para transformarlo en productos. De ahí se tiene que hacer todo el camino de vuelta para distribuirlo en las grandes ciudades. Es una situación energética supremamente ineficiente. La cantidad de energía que se gasta en subir las mercancías desde el nivel del mar hasta lugares más altos genera un gasto tremendo y, adicionalmente, hay que hacerlo por carretera.

 

Por eso los costes de transporte son altísimos. Algunos gremios de comerciantes dijeron, en estos días, que el costo logístico de un producto está por el 12 % de su precio en condiciones normales. Pues se está llegando al 18 % por la ineficiencia del sistema. Eso lo que hace es restar competitividad a la industria nacional. Y ni hablar de las exportaciones, que deben hacer todo el viaje para volver a Buenaventura.

El transporte por ferrocarril sería más eficiente, más ágil, más expedito. Ese es un problema estructural que no veo que ni el Gobierno, ni otras autoridades, ni siquiera los gremios lo estén discutiendo. Ahí es muy importante el papel de las universidades en poner estos temas en discusión. La tarea ahora es repensar cómo hacer más eficiente el sistema de transporte y buscar políticas públicas que le apunten a proyectos a largo plazo, que trasciendan los gobiernos, porque de lo contrario poco se avanza. No deberíamos quedarnos sólo con el asunto del precio del combustible

 

Pesquisa Javeriana: ¿Por qué se dio este paro camionero?

JFE: Dice el Gobierno que es porque hay un déficit importante en el Fondo de Estabilización de Precios del Combustible (FEPC) que se origina por la diferencia entre el precio nacional del combustible y el precio internacional. El Gobierno tiene que compensar y, con el tiempo, se ha llegado a acumular una cantidad importante de dineros del presupuesto nacional que el Gobierno necesita para desarrollar sus proyectos. Es entendible que lo quieran hacer, aunque es una medida muy impopular.

 

Desde el año pasado se venía hablando del ajuste: que primero subsanarían el tema de la gasolina y luego el del diésel. Se demoraron porque el de la gasolina terminaron de ajustarlo entre finales del año pasado e inicios de este. Se tardaron nueve meses en tomar la decisión; además, se hizo de una manera abrupta, entonces se entienden las reacciones de los camioneros.

 

PJ: ¿Qué pasa con la refinación de diésel en el país?

JFE. El sector de transporte afirma que en las refinerías de Barrancabermeja y Cartagena se refina más del 90 % del diésel que se consume en el país. Su argumento es que se debe cambiar la fórmula para el cálculo del precio además de considerar que no necesita compararse con el precio internacional porque está refinado prácticamente en su totalidad en Colombia.

 

PJ: ¿Tiene sentido nivelarlo al precio internacional?

JFE: Sí, tiene sentido porque el Gobierno se ahorraría esos subsidios y podría destinar esos importantes recursos a otros programas. Máxime en una época del año en la que tiene que presentar el presupuesto de la nación y que se dice que va desfinanciado.

 

Alirio Aguilera
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